Monday, November 12, 2007

A la deriva

No quería escribir este blog. De hecho hace meses que no anotaba nada nuevo a pesar de las directas e indirectas de mis fieles lectores, pero ya no puedo aguantarme más.

Estos meses he sentido la impotencia y la angustia de no tener donde acudir para salvar a nuestro país de la corruptela que lo administra. Incluso en mis momentos más desesperados he pensado en entrar a la arena política aunque tengo claro que no es para mí el momento de hacerlo. Sigo abrigando la esperanza de que aparecerá algún paladín de la justicia y de la honestidad que se encargará de desenmascarar y de encarcelar a los ladrones y sinverguenzas que se apoderan de los recursos fiscales con el mayor descaro. Los arreglines, los compadrazgos, los acuerdos, son el pan de cada día. Comento a mis amigos el horror que me provoca que el Estado haya dejado que se pierda la demanda de un señor español ante el CIADI por el famoso diaro Clarín.

No me cabe duda que los funcionarios que debían velar por el interés del país adrede dejaron que se pasaran los plazos, no se presentaron los argumenos de la defensa. El resultado es que el Fisco deberá pagar un disparate de plata de mis impuestos a un grupo de frescos de izquierda que han tenido el ingenio para discurrir como robar legalmente, con el acuerdo de quienes hoy siguen ocupando cargos públicos y que no cumplieron con su deber de proteger el más alto interés de la nación. Claro que legalmente.... pero habemos quienes sabemos que esto es un robo porque conocemos la historia con más detalles.

Buena parte de la plata va a ir a parar a las arcas de la Fundación Salvador Allende, para glorificar la figura del peor presidente en la historia de Chile. Me molesta pasar frente a La Moneda y ver un monumento a uno que se limpiaba el traste con la constitución. Pareciera que nadie había nacido n 1973. Escucho a los medios hablar sobre el "presidente" Allende como si su gestión hubiese logrado mucho por el país. Nadie se acuerda de las nefastas JAP, de la apestosa ENU, de las eternas tomas y protestas contra el imperialismo, de la destrucción de la capacidad productiva del país a manos de la chusma inconciente que seguía los dictados del PC ni de que medio Chile andaba armado por silas. Es aberrante cómo se busca ensalzar aquello que fue uno de los episodios más tristes de la historia de Chile.

Parafraseando al Presidente Sarkozy de Francia en su discurso inaugural, "los herederos de la UP han degradado el nivel moral de la política. Todos esos políticos que reivindican la herencia de Allende dan al prójimo lecciones que jamás se aplican a sí mismos, quieren imponer a los demás comportamientos, reglas, sacrificios que jamás se imponen a sí mismos. Proclaman: “Haced lo que yo digo, no hagáis lo que yo hago”. Ésa es la izquierda heredera del '73, la que está en la política, en los medios de comunicación, en la administración, en la economía. La izquierda que le ha tomado gusto al poder, a los Privilegios. La izquierda que no ama a la nación porque no quiere compartir nada. Que no ama a Chile porque no ama la democracia sino para abusarla y perpetuarse en el poder. Que pretende defender los servicios públicos, pero que jamás veréis en el Transantiago. Que ama tanto la educación pública gratuita, que a sus hijos los lleva a colegios privados. Que dice adorar la periferia, pero que se cuida mucho de vivir en ella. Que siempre encuentra excusas para los violentos, a condición de que se queden en esos barrios a los que ella, la izquierda, no va jamás. Esa izquierda que hace grandes discursos sobre el la igualdad y la dignidad, pero que se encierra en el clientelismo y el corporativismo. Que firma peticiones y manifiestos cuando se expulsa a algún “okupa”, pero que no aceptaría que se instalaran en su casa. Que dedica su tiempo a hacer moral para los demás, sin ser capaz de aplicársela a sí misma. Esa izquierda es la que condena a Chile a la mediocridad y a un inmovilismo cuyas principales víctimas serán los trabajadores, los más modestos y los más pobres. Es la clase de gente que que en vez de hacer surgir al país, lo nivela hacia abajo.

Ésa es la izquierda que desde Septiembre del '73 ha renunciado al mérito y al esfuerzo, y cuyo único fin es el poder por el poder. Ahora la ideología de la izquierda es la del reparto de los bienes públicos entre sus correligionarios, sin obligaciones, sin remordimientos. Los herederos del '73 han debilitado la autoridad del Estado. Es la izquierda que en lugar de condenar a los violentos y de apoyar a las fuerzas del orden y su difícil trabajo, no se les ha ocurrido nada mejor que actuar como si fuera la policía la que está actuando mal, y no los vándalos y delincuentes. Como si el hecho de ser jóvenes lo excusara todo. Como si la sociedad fuera siempre culpable y los delincuentes siempre inocentes.

No se puede decir que se desea el orden y tomar sistemáticamente partido contra la policía. No es posible seguir denunciando la “provocación” y el “Estado policial” cada vez que Carabineros intenta hacer respetar la ley. No se puede decir que uno apuesta por el valor del trabajo y, al mismo tiempo, a quienes trabajamos, seguir cargándolos con impuestos y estimular la mentalidad del asistido, del que cobra del Estado para no trabajar.

No es posible proclamar grandes principios y negarse a inscribirlos en la realidad. Yo propongo a los chilenos romper realmente con el espíritu, con los comportamientos, con las ideas del pasado Socialista de Chile, y devolver a la política la moral, la autoridad, el trabajo, la honestidad y la nación. Les propongo reconstruir un Estado que haga realmente su trabajo y que, en consecuencia, domine las feudalidades, los corporativismos y los intereses particulares. Les propongo rehacer un Chile indivisible contra todos los comunitarismos y todos los separatismos. Les propongo reedificar una nación que de nuevo esté orgullosa de sí misma sin minorías ni grupos de intrés que presionen para sacar tajadas de los recursos de todos.

Al poner sistemáticamente los derechos por encima de los deberes, los herederos del '73 han debilitado la idea de ciudadanía. Al denigrar la ley, el Estado y la nación, los herederos del '73 han favorecido el crecimiento del individualismo. Han incitado a cada cual a no pensar más que en sí mismo y a no sentirse concernido por los problemas del prójimo. Yo creo en la libertad individual, pero quiero compensar el individualismo con el civismo, con una ciudadanía hecha de derechos pero también de deberes. Quiero derechos nuevos, derechos reales y no virtuales o por decreto.

Pero quiero que estos derechos estén equilibrados con los deberes. La ideología del '73 habrá muerto cuando la sociedad se atreva a recordar a cada cual sus deberes, cuando en la política chilena se atreva a proclamar que, en Chile, los deberes son la contrapartida de los derechos. Ese día al fin se habrá realizado la gran reforma moral e intelectual que el país necesita una vez más. Porque Chile no es una raza, no es una etnia, ni sólo un territorio; Chile es un ideal incansablemente perseguido por un pueblo que, desde su primer día, ha querido creer en la fuerza de las ideas, en su capacidad para transformar el mundo pero que no ha sabido escoger a los mejores para ejecutar ese liderazgo.


"A los ladrones chicos los colgamos, pero a los ladrones grandes los elegimos en cargos públicos" (Esopo, 620-560 AC).

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